Espai clausurat

(300m3 - 60’’)


En el espacio a intervenir levantamos, a un metro de distancia, muros de ladrillo de dos metros de altura (medida que impide ver el interior) que reproducen fielmente la planta del lugar.

El espacio que se abre entre las dos construcciones, delimitado mediante una moqueta negra, genera un pasillo transitable entre muros que nos permite recorrer y aprehender todo el espacio. Una especie de trazado intersticial que pone de relieve el afuera de ambos límites.

En los muros del nuevo volumen construido, un texto, en castellano e inglés, recorre todo el perímetro describiendo lingüísticamente aquello que vemos; espacio clausurado-300m3 - clausured space-300m3. (La medición volumétrica irá en función del espacio construido)

Durante el recorrido, unas acotaciones en el espacio arquitectónico indican la medida exacta de cada muro, de cada tramo recorrido; 2m, 16,7m, 10m, etc.

Una vez completado el recorrido, y de regreso al punto de partida, obtenemos la clave para  interpretar la descripción temporal del subtítulo de la pieza (60’’), ya que indica el tiempo que se invierte, a paso normal y sin detenerse, en realizar el recorrido completo. (La medición temporal irá en función del espacio intervenido).

Transitamos, pues, por un espacio que gravita entre el deseo y la memoria, entre la ausencia  y la pérdida. Las relaciones espacio-temporales, por tanto, no emanan tan sólo del desplazamiento corporal, del recorrido empírico sino, también, de la dialéctica generada entre la presencia y la ausencia, y por los propios desplazamientos temporales a los que la mente se ve sometida en un ir y venir anacrónico, es decir, por todo aquello que inquieta la propia obra.


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