Re-velar
(Transparencia)
Revelar y velar, mostrar y ocultar, un juego de palabras que describe la esencia de lo pictórico.
La veladura, la transparencia –aquello que se muestra ocultando- es utilizada aquí como paradigma de la ilusión pictórica. La veladura es a la pintura lo que la perspectiva al dibujo, es decir, trucos de ilusión óptica eficaces para generar (dentro del plano bidimensional) la sensación de profundidad y realismo. Trucos de esta índole son los que persuaden a nuestra mente para que deje de ver la obra como una mera superficie física manchada de pintura y nos sumergen, mediante engaño, en un mundo de representación ilusoria.
Lo que aquí se plantea no trata, por tanto, de dar veracidad a la cosa representada, tomar lo ilusorio por real, ni tampoco de crear una realidad paralela, fruto de la imaginación, enfrentada a lo real, sino de generar imágenes que, entablando un diálogo con la propia realidad, interroguen nuestro modo de percibirla destacando, al tiempo, la poca fiabilidad de nuestra experiencia sensorial.
No obstante, habría que dejar claro que, aquí, lo ilusorio, no es entendido como engaño sino como apariencia y que tener conciencia de esta apariencia, tener conocimiento de que lo que vemos, lo representado, no es real, contrariamente a lo que parece no es el fin del juego sino el elemento que activa el juego.
Es en este contexto donde lo ilusorio-pictórico emerge como un conflicto, como un elemento perturbador que busca abrir relaciones entre la obra geométrica, espacio representado, y el espacio real. Un diálogo espacial donde lo ilusorio, lo mental y lo real cohabitan e interaccionan en un mismo plano implicando, de este modo, al propio espectador ya que es él quien habita y habilita estos espacios.